miércoles, 2 de marzo de 2011

De despedidas











Hoy me desperté recordando Salta.. por haber soñado con las tómbolas (esas covachitas donde la gente le regala plata a la suerte, donde arriesga monedas para recibir una puta buena racha.. donde cansados de decepciones intentan comprar el éxito) En fin. Me acordé de las tómbolas y de la importancia de nunca matar posibles, de nunca matar esperanzas.. (y yo no lo creía, pero es verdad!) Porque conociendo a algunas personas, escarbando en sus vidas y compartiendo momentos me di cuenta de que
nadie merece que le priven la esperanza -más aún cuando no tenga otra cosa que perder- En una despedida, esa mujer lloraba. Lloraba, no con los ojos, sino con el alma y su dolor me perpetraba tanto que me acerqué a hablarle y acompañarla. Lo único que le importaba en ese momento era cómo arreglar el futuro. Pero fue su sonrisa, tan llena de claridad la que me hizo entender que lo único que necesitaba entonces era despojarse de un cuerpo, una vida, un amor y empezar de nuevo.


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